LUPUS

 

El lupus es una enfermedad reumática sistémica y crónica, es decir, puede afectar a cualquier órgano y/o sistema: a las articulaciones y a los músculos, puede dañar la piel, riñón, pulmón y casi todos los órganos, actúa sobreestimulando los linfocitos B, responsables de la producción de anticuerpos; las células del sistema inmune de estos enfermos agreden a las propias células del organismo, provocando inflamaciones y daños en los tejidos.

El lupus puede presentarse desde formas leves hasta formas que ponen en riesgo la vida y siempre debe tratarse con un médico. Con una buena atención médica, la mayoría de las personas con lupus pueden llevar una vida plena.

La causa del lupus sigue siendo desconocida. Sin embargo, al tratarse de una enfermedad autoinmune hay distintos factores que sí se conocen, que pueden influir y provocar lupus. La más conocida es la alteración en el sistema inmunológico, que entre otras funciones es el encargado de defender al cuerpo frente a posibles infecciones.

Otras de las causas que se barajan responden a la genética. Se ha comprobado que, por ejemplo, en gemelos si uno de los hermanos tiene la enfermedad, el lupus tiende a aparecen con mayor frecuencia en el otro hermano. Sin embargo, aún se desconocen qué genes concretos son responsables de esta enfermedad.

Los factores ambientales también podrían incidir en esta patología. Se considera que por ejemplo, la exposición a la luz solar también podría ser un factor potenciador de la patología. De hecho, muchos individuos con lupus tienen fotosensibilidad a los rayos ultravioletas.

Asimismo, las hormonas, en concreto los estrógenos femeninos, pueden estar implicadas en la enfermedad. De hecho, se ha observado que las píldoras anticonceptivas pueden acelerar su aparición en mujeres genéticamente predispuestas. De esta manera, los brotes de lupus suele ser más común en mujeres en estado fértil.

Debido a que el lupus puede afectar a tantos órganos distintos, pueden presentarse una amplia variedad de síntomas. Estos síntomas van y vienen, y puede que aparezcan síntomas diferentes durante el curso de la enfermedad.

  • fatiga extrema (cansancio)
  • dolores de cabeza
  • dolor o inflamación en las articulaciones
  • fiebre
  • anemia (recuento bajo de glóbulos rojos)
  • hinchazón (edema) de pies, piernas, manos y/o alrededor de los ojos
  • dolor de pecho al inspirar profundamente (pleuresía)
  • erupción cutánea en forma de alas de mariposa sobre las mejillas y la nariz
  • sensibilidad al sol o la luz (fotosensibilidad)
  • pérdida de cabello
  • problemas de la coagulación de la sangre
  • cambio de color en los dedos de las manos, que se vuelven blancos y/o morados con el frío (fenómeno de Raynaud)
  • úlceras en la boca o la nariz

Varios de los síntomas de lupus se presentan en otras enfermedades. De hecho, lupus se conoce como el “gran imitador” porque los síntomas se parecen a los de enfermedades como artritis reumatoide,  trastornos de la sangre, fibromialgia, diabetes, problemas de la tiroides, enfermedad de Lyme, y un numero de enfermedades del corazón, los pulmones, los músculos y de los huesos.

Existen tres tipos principales de lupus:

  • Lupus eritematoso sistémico (LES) es la forma más común. En muchas ocasiones se le llama simplemente lupus. La palabra “sistémico” significa que la enfermedad puede involucrar varias partes del cuerpo como podrían ser el corazón, los pulmones, los riñones, y el cerebro. Los síntomas del LES pueden ser moderados o severos.
  • Lupus discoide o cutáneo afecta principalmente la piel. Puede aparecer una erupción de color rojizo o pueden haber cambios en el color de la piel en la cara, el cuero cabelludo o en cualquier otra parte del cuerpo.
  • Lupus secundario a medicamentos es causado por algunos medicamentos. Es parecido al lupus sistémico, pero los síntomas son usualmente menos severos. En la mayoría de los casos, la enfermedad desaparece cuando se deja de tomar el medicamento.

 

Los factores que podrían aumentar el riesgo de sufrir lupus son los siguientes:

  • Sexo. El lupus es más frecuente en las mujeres.
  • Edad. Aunque el lupus afecta a personas de todas las edades, con mayor frecuencia, se diagnostica en personas de entre 15 y 40 años.
  • Raza. El lupus es más frecuente en los afroamericanos, hispanos y asiáticos.

 

El tratamiento del lupus depende de los signos y síntomas. Para determinar si los signos y síntomas deben tratarse y qué medicamentos usar, es necesario visitar al médico. A medida que los signos y síntomas se exacerban y desaparecen, tú y el médico pueden descubrir que necesitas cambiar de medicamentos o dosis.

Si tienes lupus, toma medidas para cuidar tu cuerpo. Medidas sencillas pueden ayudarte a prevenir las exacerbaciones de lupus, y en caso de que aparezcan, a enfrentar mejor los signos y síntomas que presentas.

Consultar al médico regularmente. Los controles periódicos, en lugar de consultar a tu médico solamente cuando tus síntomas empeoran, podrían ayudar a tu médico a prevenir exacerbaciones, y pueden ser útiles para abordar problemas de salud de rutina, tales como el estrés, la dieta y los ejercicios que pueden ayudar a prevenir las complicaciones.

Descansar. Las personas con lupus con frecuencia experimentan fatiga persistente que se diferencia del cansancio normal y que no se alivia necesariamente con un descanso. Por ese motivo, puede ser difícil determinar cuándo necesitas tomarte las cosas con calma. Duerme mucho por la noche y toma siestas o descansos durante el día según sea necesario.

Tener cuidado con el sol. Debido a que la luz ultravioleta puede desencadenar una exacerbación, usa ropa que te proteja, como un sombrero, una camisa de mangas largas y pantalones largos, y utiliza filtros solares con un factor de protección solar (FPS) de por lo menos 55 cada vez que salgas.

Hacer ejercicio en forma regular. Hacer ejercicios puede ayudarte a recuperarte de una exacerbación, reducir el riesgo de sufrir un ataque cardíaco, combatir la depresión y promover el bienestar general.

No fumar. El tabaquismo aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y puede empeorar los efectos del lupus en el corazón y los vasos sanguíneos.

Seguir una dieta saludable. Una dieta saludable pone énfasis en frutas, vegetales y cereales integrales. A veces es posible que tengas restricciones alimenticias, especialmente si tienes presión arterial alta, daño renal o problemas gastrointestinales.

Buscar personal de apoyo.  En muchas ocasiones el paciente requiere de alguna persona que lo auxilie con sus actividades personales, terapia de rehabilitación o respiratoria. Lo mejor es recurrir a personas profesionales para estas tareas.

 

No hay una cura todavía, pero cada año los investigadores tienen un mejor entendimiento sobre el lupus y se acercan más a descubrir tratamientos menos tóxicos y más específicos. Hoy, la mayoría de las personas con lupus pueden esperar gozar de una vida normal.

 

 

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